El protagonismo de lo negativo

¿Te has fijado que nosotros los seres humanos casi como “por defecto” damos prioridad a esos pensamientos de preocupación, miedo, inseguridad y escasez?

Es como si para pensar en todas las cosas buenas que tenemos y que nos ocurren todos los días, hay que hacer un esfuerzo; sin embargo, entramos casi en automático en modo negatividad.

La raíz de esto tiene que ver mucho con nuestra evolución como especie; en la que la prioridad para nuestro cerebro y sistema nervioso es mantenernos seguros y con vida.

La forma en que hace esto es ponernos a pensar en lo que podría pasar si accionamos de tal manera, para de esta forma “protegernos”. El asunto aquí es que vivir apostando siempre y solamente a la seguridad, puede traducirse a una vida en la que perdamos esa chispa que nos da el asumir riesgos y el atrevernos a accionar sobre cosas que realmente queremos.

Lo importante aquí es que podamos ver y reconocer esto para movernos. No se trata de poner una etiqueta de que esto es negativo y que es muy difícil de cambiar. Si bien es cierto que este mecanismo de nuestro cuerpo es algo que se viene gestando desde miles de años, cuando nos hacemos conscientes y nos atrevemos a actuar en consecuencia, es mucho lo que podemos lograr para ir moldeando poco a poco nuestra mente.

Te pongo un ejemplo: Durante muchos años viví sintiéndome mal cuando llegaban los domingos a las 6:00pm. Esto se fue convirtiendo en algo normal para mi. No fue hasta que pude entender que esta era la señal que me estaba enviando el cuerpo de que ya no estaba conectando con eso a lo que me dedicaba, que descifré la causa de ese malestar de los domingos. Luego lo pude ver claro: lo que realmente no quería era que llegara el lunes, pues venía una semana más de "tener" que hacer cosas que ya no disfrutaba.

Así como hemos aprendido a pensar de una manera, también podemos DESAPRENDER e instalar nuevas formas que nos permitan detectar cuándo recurrimos como primera opción a esa forma de pensar que no nos suma y hace que nos cueste accionar y ver posibilidades.

¿Cómo puedo ir cambiando ese “default” de enfocarme en los peores escenarios?

Hay tres prácticas que ayudan mucho en este proceso; en lo personal me encuentro en el camino de seguir trabajando la consistencia en las mismas pero me he dado cuenta como trabajar en estas, me ha ido moviendo hacia una mejor calidad de pensamientos:

  1. Reconocer que toda situación tiene dos caras. Eso que sucede y que corremos a ponerle la etiqueta de “negativo” tiene siempre un significado detrás que es más difícil de reconocer. Pero si nos tomamos un tiempo en digerir la situación y pensar en esa otra cara de la moneda (que TODA situación tiene) nos daremos cuenta de lo que podemos sacar de eso que ocurrió. Que cuando menos es un aprendizaje y cuando más, termina por mostrarnos que eso que sucedió era lo que realmente nos convenía; aunque en ese momento haya sido un trago amargo. 

    Reconozco que a veces entendemos esto en el momento en que lo pensamos y a veces tomamos un buen tiempo en poderlo ver. Lo importante es ACEPTAR eso que nos sucede, ya que al final todo tiene sentido. Y esta aceptación no se trata de rendición, de conformismo. Se trata de fluir con lo que suceda, reconociendo que al final tu paz interior no depende de nada que suceda en el exterior.

  2. Agradecer. Sé que lo he comentado otras veces y que lo oímos mucho en contenidos de autoayuda. Pero vale la pena repetirlo: agradecer por lo que nos sucede, por las cosas y personas en nuestra vida, nos cambia de frecuencia, nos pone en una sintonía positiva con el universo; y desde ahí, muchas cosas son posibles. Ir por eso que quieres desde un estado de “tengo lo que necesito” sin dudas te llevará a conseguir un mejor resultado.

    No solamente hagas una lista de agradecimientos; sino que cada vez que pienses en eso por lo que agradeces, cierra los ojos y siente la emoción. Siente en tu cuerpo qué sensaciones tienes al conectar con lo agradecido que estás por esas cosas en tu vida. Esto hará la diferencia.

  3. Escribir. Anotar de manera frecuente esas cosas que estás sintiendo y las cosas que realmente quieres en tu vida, tiene un poder especial: te permite conocerte más a fondo como persona; saber lo que verdaderamente hay dentro de ti. Eso que no hablas con nadie pero que sabes que está ahí. Lo que a su vez produce que tomes decisiones y persigas cosas que estén más alineadas con tu valores y con el propósito de vida que quieres construir. Reconociendo que el camino no es en línea recta y que hay muchísimo que aprender antes de llegar a la meta.

La invitación es a que pruebes alguna de estas prácticas y valides por ti mismo si pudiera servirte. Sé que podemos empezar a ver lo positivo de las situaciones que aparecen todos los días e ir moldeando nuestra vida hacia eso que queremos y que nos hace bien.

Si encontraste valor en este artículo, compártelo con alguien a quien pueda servirle y escríbeme a tirso@holistico.do para que me dejes saber tu opinión. ¡Un abrazo!

Anterior
Anterior

¿Y cuál es el apuro?

Siguiente
Siguiente

Parar a tiempo