Mi camino en cuanto a salud integral
Hace unos años, no prestaba mucha atención a nada de lo que comía o bebía. Simplemente buscaba lo que en ese momento me apeteciera sin pensar en los nutrientes ni en la calidad de lo que estaba introduciendo a mi organismo, ni cómo podía esto impactar hasta mi forma de ser.
Era básicamente adicto a los refrescos de cola y disfrutaba de la comida chatarra siempre que tuviera la oportunidad. Me mantenía con esas libras de más, dolores de cabeza frecuentes, constante acidez estomacal, períodos de constipación y bajos niveles de energía. Como ninguno de estos síntomas me parecían graves, simplemente los atacaba con algo que pudiera adquirir en la farmacia.
Desde pequeño siempre me gustaron los deportes y el ejercicio, lo que me ayudó a no llegar a tener un sobrepeso preocupante. A mediados del 2013, empecé a interesarme más por mi salud personal y a hacer consciencia que debía cambiar mi forma de comer. El primer paso fue buscar dietas y programas alimenticios para contrarrestar las condiciones que padecía y así sentirme saludable. Luego de haber pasado un tiempo probando las dietas del momento, bajando y subiendo de peso de acuerdo a qué tan apegado al programa me mantenía, llegué a una conclusión: Aunque muchos de estos programas pueden ayudarte a conseguir un objetivo, resulta clave personalizar e incorporar aspectos de tu individualidad al mismo.
En 2014 empecé a investigar sobre nutrición y todo lo relacionado a una alimentación óptima, y luego de muchas páginas a la izquierda, sitios web, blogs, podcasts, documentales, etc., entendí que lo que debía de hacer para alcanzar el nivel de salud que deseaba, era crearme un estilo de vida saludable que incluyera un enfoque integral: cuerpo-mente-alma-nutrición.
El tema del Bienestar empezó a apasionarme tanto, que sentí la necesidad de tomar las cosas un poco más en serio y así empezó mi búsqueda de algún programa que pudiera ofrecerme las herramientas adecuadas para elaborar una estrategia estructurada de cómo crearme un estilo de vida que me apoyara en todos los aspectos. En esa búsqueda encontré el IIN (Institute of Integrative Nutrition) y decidí certificarme como Holistic Health Coach en un programa de un año. Desde ese momento mi vida dio un giro enorme ya que con esta certificación no solo fortalecí ampliamente mis conocimientos sobre el tema, sino que a través de las técnicas de coaching aprendí como poder ayudar a otras personas a lograr eso que para mí ha significado algo determinante: diseñar un modo de vivir holístico-integral, sostenible en el tiempo y fundamentado en la individualidad.
Mis relaciones, práctica espiritual, niveles de estrés y de energía, así como las condiciones de salud mencionadas anteriormente, mejoraron notablemente desde el momento en que decidí tratar de llevar una vida con propósito e intención, con una alimentación más consciente. Esas libras de más se fueron para nunca regresar, y mis indicadores de salud se han mantenido en muy buenos niveles de manera constante. Es sorprendente como el solo fijar algunos hábitos positivos en tu vida, hace que empieces a verla con ojos totalmente nuevos y puedas sentir lo perfecto que fue diseñado nuestro cuerpo.
Aún me encuentro en el camino del Bienestar y entiendo que nunca llegaré a un lugar específico, pues como dice el título de este post, esto es un camino, no un destino. Es muy importante reconocer que este recorrido es diferente para todos y una vez empiezas a descubrir el tuyo, no hay vuelta atrás, todo en tu vida empieza a hacer click de una manera inesperada y sorprendente.
Mi invitación es a que empieces a buscar cuales son esas cosas que deseas formen parte de tu estilo de vida para que empieces a construirlo, pues como dijo Diana Ross:
“No puedes sentarte y esperar que el mundo te cumpla tu sueño dorado; tienes que salir afuera y hacer que pase tú mismo”.