Construir una relación saludable con la comida

Desde pequeño escuchaba decir a mis padres y familiares que comía con gusto, que me gustaba comer y que disfrutaba cada bocado. Siempre comí de todo (nunca he encontrado nada que se coma que no me guste), a cualquier hora y sin poner mucha atención a la cantidad.

Durante mi adolescencia y mis 20 desarrollé una relación con la comida que más adelante en mi vida no me apoyaba. No fue hasta iniciar mis 30 que coseché los primeros resultados de algunos malos hábitos alimenticios que había adoptado, y empecé a no estar muy contento con cómo me estaba sintiendo.

Creo que la comida hay que disfrutarla, y que comer debe ser algo placentero en ocasiones. Dicho esto, para mí la comida primero que nada es combustible para funcionar y para mantener el cuerpo disponible ante cualquier cosa que necesitemos de él. Desde a mi experiencia, puedo decirte que realmente es posible disfrutar de una comida saludable para tu cuerpo. Claro, hay que construir el hábito, pues el primer día que pasas de comer la comida que compras en la calle a comer algo que preparaste tú en casa, no vas a saltar de emoción.

Para mí se ha tratado también de ir desarrollando una relación con lo que como y entender que de esa relación depende el funcionamiento y la disponibilidad de mi cuerpo. Las cosas que mejor me han funcionado para construir una relación saludable con la comida son las siguientes:

  • Comer limpio. Diría que esto representa más de la mitad del camino. Aumentar la cantidad de comida no procesada te impactará en varias formas:

    • Tus papilas gustativas se irán adaptando al sabor de comida real.

    • Sentirás el cambio en tu nivel de energía y enfoque. En mi caso, también empezaron a desaparecer dolores de cabeza y acidez.

    • Tus antojos se irán controlando.

    • Perderás muchas de las libras que tengas de más.

  • No dejar fuera ningún macronutriente. Comer de todo (proteínas, carbohidratos y grasas). Enfocarte en la calidad de cada grupo.

  • Flexibilidad. No se trata de alcanzar la dieta perfecta, sino de que en un 85-90% tus elecciones sean acertadas. Puedes manejar ese 10% restante.

  • Involucrarme en la preparación. Meterte en la cocina y aprender a preparar algunos platos es clave. Puede ser los fines de semana.

  • No tener en casa lo que no quiero comer. Aunque esto puede representar un reto para los que tenemos niños pequeños, es posible; hay mejores opciones que otras. Y como valor agregado, la salud de tus hijos se ve beneficiada.

  • Mantenerme atento al azúcar. Es increíble la cantidad de azúcar añadida o edulcorantes que pueden tener algunas de las cosas que consumimos. Ojo con eso: lee etiquetas, infórmate, compara y elige mejores opciones.

  • No hay cantidad de ejercicio que compense una mala alimentación. Si no comes de manera adecuada porque dedicas dos horas diarias al gimnasio y te mantienes súper fit; te cuento que esa factura va a llegar en algún momento, aún si tus indicadores de salud actuales no muestran nada fuera de lo normal. Alimentarte mal por un tiempo prolongado va acumulando daño interno que puede verse sólo a la larga, a diferentes escalas.

No importa cual sea el objetivo que persigas en esta etapa de tu vida, bajar de peso, aumentar tu nivel de energía y/o bienestar o sentir que estás físicamente a la altura de afrontar tus retos; te aseguro que si empiezas a cultivar una buena relación con la comida, cosecharás frutos más rápido de lo que esperas.

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