¿Contar o entender las calorías?

En la biología del cuerpo humano, dos más dos no necesariamente es igual a cuatro. Sin embargo, insistimos en el planteamiento simplista de que restar las calorías que quemas de las que te comes, siempre será igual a ya sea aumentar, o bajar de peso. Lamentablemente, ¡no es tan sencillo! Y siempre que tenemos la conversación de cómo llevar una alimentación adecuada para el control de peso, las calorías suelen ser las protagonistas. 

Considero que esta conversación debe enriquecerse conociendo algunos datos tanto del proceso del control de peso en general, como de las calorías en sí, para estar claros y no seguir embarcándonos en el mismo camino esperando resultados distintos. Puedes incluso llevar control de las calorías que ingieres durante el día a través de apps u otros métodos, pero lo arrojado serán más bien datos genéricos sobre lo que comes. Basar tu alimentación en esta práctica por sí sola no es sostenible, por lo que te comparto algunos puntos a considerar que te pueden apoyar a un control de peso más completo:  

  • No todas las calorías son iguales. Por ejemplo, las calorías que aportan los cereales que vienen en cajas de colores no se pueden comparar con las que aporta una porción de avena integral entera. La fuente de donde provengan las calorías que ingieres es más importante que la cantidad que puedas comer. Por esto, lo que deberíamos estar midiendo es el valor nutricional real de lo que consumimos.

  • En la búsqueda de un peso adecuado y una buena alimentación entran en juego factores que son iguales o más importantes en muchos casos: cuándo ingiero esas calorías, cómo las ingiero y de qué manera las combino. Así también influyen aspectos que nada tienen que ver con comida, como por ejemplo una buena calidad de sueño, manejo del estrés, entre otros.

  • Cuando lo que buscamos es tener cierta contextura física, más que cierta cantidad de libras, aunque los hábitos que construyas son los que tienen la última palabra, ésta siempre estará influenciada también por tu genética. Por ejemplo, si tus padres son gruesos, es muy probable que así sea mi contextura, o si tienden a ser más delgados, por igual la tendencia es que a me parezca a ellos en ese sentido. Ser realistas en este sentido, nos puede colocar en el camino de procurar salud más que medidas, lo que de por sí nos encamina a un peso más saludable basado en nuestra bio-individualidad, más no en un deseo de lucir de cierta forma. 

  • Vivir inventariando, pesando, midiendo todo lo que como, termina siendo estresante. Resulta mucho más interesante aprender sobre los alimentos que realmente nutren mi cuerpo y colocar estos en la mesa. De esta manera puedo comer hasta que me sienta satisfecho, y no hasta que la aplicación o ciertos parámetros indiquen.

  • El cuerpo tiene un mecanismo de ajuste; y si te enfocas en bajar calorías, él va a ajustar sus funcionamientos. Esto no necesariamente quiere decir que vas a bajar de peso. Aquí viene ese momento en que decimos que estamos estancados, que no logramos bajar una libra más. Conocer cómo nutrirme en cada etapa de mi proceso, y cómo ir cambiando mi actividad física a la vez, me dará herramientas para salir de dicho estancamiento. 

A propósito de éste último punto, una duda que siempre tenemos en cuanto a mantener un peso saludable es la forma en que debemos ejercitarnos. Tendemos a pensar que los ejercicios cardiovasculares (cardio) son más recomendables para quemar calorías y perder peso; y esto no es necesariamente así. Aunque al final de una sesión de correr o montar bici tu reloj indique que quemaste 500 calorías, cuando haces ejercicios de resistencia (pesas) impactas el músculo y por ende tu tasa metabólica basal será más alta (el gasto de energía que tienes mientras estás quieto), y eso, no lo mide tu reloj.

Por esto, todo programa efectivo de actividad física para control de peso debe contener ejercicios de cardio, resistencia y flexibilidad.

Mi invitación es a que no fundamentes tus objetivos de control de peso y alimentación en contar calorías. Prefiere un enfoque más completo de qué hacer, pues estarás más cerca de alcanzar y mantener tus objetivos:

  • Que un 85% de lo que comes sean alimentos no procesados.

  • Realizar actividad física (cardio y resistencia).

  • Dormir bien.

  • No pasarte el día entero picando y disparando la producción de insulina. Hacer 2 o tres comidas al día en las que obtengas el valor nutricional que necesitas.

  • Manejar tus niveles de estrés con prácticas de respiración o meditación.

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