Resultados rápidos

Cuando nos embarcamos en lo que me gusta llamar “un camino de bienestar”, sentimos una gran necesidad de obtener resultados de una manera rápida. Ya sea que queramos mejorar algún aspecto específico (alimentación, ejercicio o sueño) o que queramos tener un balance de vida alineado con nuestra individualidad y la etapa de vida en que nos encontremos; a todos nos seducen las promesas de ver resultados en 21 días.

Muchas veces, esa urgencia inicial por ver resultados, se ve plagada de una ansiedad que se ve más o menos así:

  • ¿En cuánto tiempo voy a perder el peso que necesito perder?

  • ¿En qué tiempo voy a aprender a comer? 

  • ¿Cuánto me va a tomar empezar a dormir mejor?

  • ¿Cuándo me voy a sentir cómodo meditando?

Tenemos años construyendo hábitos que no nos suman, y de repente queremos un cambio radical que genere una transformación en nuestra salud y bienestar; y llegamos a comprar la idea de que esto es posible - hasta que tenemos un choque con la realidad y nos damos cuenta de que no funciona así. Te pongo un ejemplo: mira tu vida en retrospectiva y piensa en esas cosas que tienes que en realidad han valido la pena, y hazte la pregunta ¿me fue fácil conseguirlas? Me atrevería a decir que ninguna de ellas las obtuviste sin haber dedicado un tiempo y esfuerzo importantes y sin haber hecho un compromiso contigo.

Por esto es que no soy amigo de los programas milagrosos que te prometen la gloria en pocos días. Tu bienestar y tu salud son cosas demasiado importantes para basar una discusión en que si un hábito dura 21 ó 66 días en construirse. Al final, se supone que si así lo decides y te comprometes con construir hábitos de salud que sumen a tu vida, es porque en realidad definiste el valor que tienen para ti; y la pregunta de en cuánto tiempo lo voy a lograr deja de tener tanto valor.

En lo que tiene que ver con salud y bienestar personal, se trata más de construir; y nada que valga la pena y que quieras que se mantenga en tu vida, se construye en unas semanas, pues toda obra conlleva un proceso que hay que agotar. Esa zapata firme requiere un esfuerzo inicial, sin el cual lo que pongamos encima se tambalea. 

Algo que me ha ayudado muchísimo a no enfocarme tanto en preguntarme cuánto me tomará esto o aquello, es antes de definir cuales son los objetivos que quiero perseguir en cuanto a mi salud, asegurarme de crear la mentalidad adecuada para reconocer las razones últimas de para qué y por qué voy a hacer eso. En base a esto, cambio mis preguntas a:

  • ¿Cómo va a ser diferente mi vida?

  • ¿Qué tipo de persona voy a ser?

De esta manera puedo hacer un compromiso con ponerme en ese camino y enfocarme en el progreso mínimo viable que puedo ir conquistando, esas pequeñas acciones realizadas consistentemente, y no en un determinado resultado. 

También debo tomarme el tiempo de reconocer siempre el gran valor que tiene por sí solo el tiempo que voy a invertir en el proceso. Cuando pones las horas, la dedicación y el tiempo para realizar esas pequeñas acciones que requiere tu objetivo, el resultado es obligatorio. De esta manera, aprendes a no obsesionarte con una fecha, pues todo camino que decidas recorrer, no será una línea recta y no podrás predecir todo lo que va a suceder. Poner una actitud de disfrutar el viaje hará que disfrutes el resultado en grande.

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