Diseña tu alimentación con preguntas

Hay una razón por la cual la cultura de las dietas prevalece: todas funcionan, mientras te mantengas apegado a lo que propone su autor. Cuando digo dieta en este artículo, me refiero a una forma específica de comer, un programa, que se implementa para alcanzar un resultado determinado - aunque el término también se suele usar para referirse a la forma en que estamos acostumbrados a comer regularmente.

Ahora bien, a pesar de que todas las dietas pueden ser exitosas, ninguna es sostenible en el tiempo. Por el solo hecho de que todas tienen como base sacar un grupo de alimentos de nuestra alimentación, o reducir de manera considerable otros, estamos alterando el balance que requiere nuestro cuerpo para estar en bienestar. Además, muy pocas personas estarán felices de pasar sus vidas llevando cualquiera de los esquemas estructurados que las dietas proponen, razón por la cual terminan abandonando tarde o temprano. Esto se debe a que su efectividad depende de nuestra fuerza de voluntad y nuestro nivel de motivación - y cuando nuestro Bienestar depende de estos factores, y no de construir hábitos, es muy probable de que solo nos mantengamos comiendo “bien” por un tiempo limitado.

Resulta más efectivo que diseñes para ti un estilo de vida en el que tengas claro los alimentos que te suman al comerlos. Contrario a adiestrarte a evitar tal o cual comida, resulta más eficiente conocer cómo y con qué nutrir tu cuerpo de acuerdo a sus necesidades, a tus niveles de actividad, deficiencias, situaciones y composición - e integrarlos en sus mejores versiones a tu día a día.

Una determinada dieta puede funcionarte como punto de partida, para ayudarte a iniciar a construir esos hábitos que van a definir tu estilo de vida. Pero cuando el objetivo que tienes es ser una persona más saludable de manera integral a largo plazo, no es mucho lo que una dieta hará por ti. Mi propuesta desde ese objetivo de wellness, es que empieces por hacerte ciertas preguntas para ir identificando esos hábitos alimenticios positivos que irán construyendo ese estilo de vida que te coloquen en el camino:

  • Esta manera de alimentarme, ¿será sostenible para mí y mi cuerpo?

  • ¿Qué tanto tiempo voy a poder seguir apegado a esta forma específica de comer?

  • Como ser individual y único que soy, con preferencias y necesidades particulares, ¿qué me hace pensar que la dieta que le ha funcionado a otras personas necesariamente me funcionará a mí?

  • ¿Soy consciente de cuál es mi relación con la comida? ¿Como por hambre, o por otras razones emocionales, de logística, etc., que pueden mejorar?

  • ¿Estos alimentos realmente nutren mi cuerpo? ¿Cómo me hacen sentir al consumirlos?

La industria de comida nos ha vendido que la libertad es comer lo que queramos a la hora que queramos y en la cantidad que queramos. La verdadera libertad es comer lo que quieras y cuando quieras; pero también es no comer cuando no quieres y no comer las cosas que van deteriorando tu cuerpo, o no te sientan bien. Respondiendo a sinceridad estas preguntas, estaremos determinando un mejor camino y una visión diferente de lo que es comer.

Aunque reconozco que disfrutar una buena comida tiene un componente social importante, nos permite conectar con otras personas, y es parte importante de nuestras vidas y bienestar general; también he aprendido que la comida es combustible, no entretenimiento. Es por esto que cuando respondas estas preguntas, y decidas llenar tu despensa, nevera y vida con alimentos destinados a nutrirte, recuerdes que estos deben componer un 85-90% de tu alimentación, dejando ese restante 10% a esos gusticos que llenen esa parte social y de conexión. Sin deprivación, podrás evitar esa sensación de límites rígidos que solemos encontrar en la cultura de las dietas. Saber que en todas las demás ocasiones en que te alimentas le estás dando a tu cuerpo lo que necesita para funcionar de la mejor manera, incluso hará que ese antojito no te lleve a pasarte de la raya.

Mi intención con este artículo no es decirte qué comer. Con la cantidad de información disponible hoy día, todos somos unos expertos en qué cosas deberíamos estar comiendo. Mi invitación es a que si sientes que quieres empezar a cambiar tu alimentación, empieces por estas preguntas, antes de montarte en el tren de una dieta más. Desde esa plataforma de información que viene de tu interior y de tu experiencia muy personal, podrás tomar decisiones más apegadas a lo que te será tanto sostenible como beneficioso a largo plazo. Y eligiendo más nutrición en cada comida, aquellos alimentos de poco aporte, irán saliendo de tu plato sin tenerte que enfocar en lograr sacarlos.

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