Dos piedras en el camino del bienestar integral

Cuando antes era muy esporádico, hoy nos encontramos por doquier con tips y estrategias para lograr lo que queremos. Cuando lo que anhelamos es cambiar un estado de nuestra salud, y emprendemos el camino hacia un Bienestar Integral, que tome en cuenta no solo los síntomas que no queremos experimentar, sino lo que sí queremos que pase; notamos que tiene sus contratiempos. Muchas de estas piedras en el camino las conocemos, pero existen dos muy particulares que suelen salirse de nuestro radar y, por tanto, alejarnos de los cambios necesarios para avanzar.

¿Te ha pasado que te trazas un objetivo de salud y por alguna razón sientes que no puedes llegar a él? ¿Que algo te boicotea y, para colmo, sientes que no tienes claras las causas reales? He estado ahí en muchas ocasiones y entiendo perfectamente el sentimiento: una gran frustración. Es una sensación de: sé lo que quiero y tengo un plan; pero algo fuera de mi me impide avanzar hacia cumplirlo. Esto que no me deja avanzar como quiero, tampoco me permite ver de manera clara qué es para poder editar y continuar hacia adelante.

“Calma, que no panda el cúnico” me digo a mi mismo, pues cuando estoy en ese punto de querer cambiar algo, me doy cuenta que ya tengo avanzada una parte muy importante del proceso: reconocer que quiero o necesito algo nuevo y comprometerme con ese cambio. Cuando paro y lo recuerdo, siempre se hacen notar los siguientes aspectos, que pueden ser para ti o piedras con las que tropieces una y otra vez intentando construir tu Bienestar, o bien poderosos portales que te catapulten para alcanzar lo que deseas - y que eso se quede en tu vida:

1) Tu mentalidad: Abordar tu objetivo desde una mentalidad ganadora y de crecimiento, desde el yo puedo, yo soy capaz, yo soy suficiente; hará toda la diferencia del mundo. No solo decirlo, sino sentirlo. Cerrar los ojos y visualizar cómo te sentirás cuando lo hayas logrado; es decir, vivir la experiencia antes de llegar a ella. Hay estudios y bastante documentación para respaldar esta teoría; y es que sentirme ganador antes de empezar ha cambiado el juego para mí siempre que decido iniciar a cultivar un comportamiento que me sume.

2) Tu ambiente: Conscientes de ello o no, lo que nos rodea influye en nosotros, y así, en nuestros resultados. Cuando falta (o sobra) algo importante que tiene que ver con el ambiente en el que vas a cultivar un nuevo hábito, es casi seguro que te sentirás menos identificado con eso que deseas lograr y se te hará mucho más difícil construir el hábito. Es importante preguntarte a ti mismo: ¿Los espacios en los que me desenvuelvo apoyan el objetivo de salud que me he trazado? Aquí algunos ejemplos:

  • ¿Tengo en mi casa comida chatarra cuando dije que voy a mejorar la calidad de mi alimentación?

  • ¿Me siento a gusto y motivado en el lugar que realizo actividad física?

  • ¿Es mi habitación un lugar confortable para mi descanso (iluminación, temperatura, colchón, etc.)?

  • ¿Me estoy rodeando de gente positiva y que apoyan mi decisión de hacer cambios en mi vida? A veces no se trata de los lugares que frecuento, sino de quiénes me acompañan.

  • ¿Me siento cómodo en mi lugar de trabajo? ¿Tengo lo que necesito?

  • ¿He destinado un lugar específico en mi casa para meditar, hacer ejercicios de respiración o hacer journaling?

Hacerme consciente de cómo pueden influir la mentalidadd y el ambiente en mí y en las personas que apoyo a través del Wellness Coaching, me ha permitido llegar al siguiente nivel en la implementación de un cambio en apoyo a una salud integral. Te aseguro que tener presentes estas piedras y trabajar con ellas de la mano, puede convertirlas en escalones que enriquezcan tu experiencia y te permitan adoptar esos nuevos hábitos con menos fricciones. Recuerda: “Convertirme en algo, siempre será mejor que ser algo”.

Si encontraste valor en este artículo, compártelo con alguien a quien pueda servirle y escríbeme a tirso@holistico.do para que me dejes saber tu opinión. ¡Un abrazo!

Anterior
Anterior

¿Energía en reservas?

Siguiente
Siguiente

Pensar en pequeño