Durmiendo con el enemigo - ¿tu almohada?
A veces pasa que hacemos todas las recomendaciones para dormir bien y no sabemos por qué no sostenemos el sueño, o por qué luego de sentir que dormimos bien toda la noche, al despertarnos en la mañana sentimos algunas molestias musculares, sobre todo de espalda baja, cuello y hombros.
El enemigo silente puede ser esa mullida almohada que usas desde que te casaste y nunca has cambiado o ese bloque ortopédico que antes usaba tu esposa y tomaste porque ella compró otra pero, ¿es la correcta para ti?
Hay varias cosas que intervienen en una noche de buen sueño, pero definitivamente la almohada es uno de esos actores protagonistas y muchas veces subestimamos su valor; mayormente por desconocimiento de dos factores:
Que las almohadas tienen una vida útil.
Saber qué tipo de almohada es la recomendable para mí.
¿Qué tiempo puede durar una almohada en buenas condiciones?
La respuesta a esta pregunta no es exacta ya que depende mucho del material del cual esté hecha tu almohada (pluma, fibras, látex, foam, gel, etc.), pero en promedio, las almohadas más comunes que utilizamos (plumas o fibras) tienen una duración de 1 a 3 años. Esto dependerá del cuidado que hayas tenido con ella: utilización de forro protector, lavarla recurrentemente y en caso de derrames sobre ellas algún líquido, lavarlas de inmediato para que el relleno no lo absorba y se gesten bacterias o moho.
Las almohadas no traen una fecha de caducidad, así que depende mucho de tu observación el saber cuando toca cambiarlas. Por ejemplo, cuando sientes que estas han perdido la firmeza y/o altura que solían tener, o si tienen olores y manchas que no se quitan al lavarlas, es muy probable de que ya podrían estar de cambio.
¿Por qué es recomendable reemplazar las almohadas cuando han cumplido su vida útil?
Porque tu cara tiene contacto con la almohada todas las noches y ésta retiene sudor, aceites corporales, piel muerta, entre otras cosas. Esto, con el tiempo, puede llevar a que las mismas no solo tengan mal olor, sino a que forme algún tipo de hongo. Cuando esto sucede, ese no es el lugar donde quieres apoyar tu cabeza y tu cara todas las noches al dormir.
Una almohada que no sea la indicada o que haya perdido su forma debido a un uso más allá de su vida útil, es una causa muy común de dolor de cuello y de hombros; lo que se torna bastante molesto y termina perjudicando tu día completo.
¿Cuál sería la almohada recomendable para mi?
De primera mano te diría que esa que te acomode, que no te produzca molestias al despertar en la mañana. Dicho esto, la realidad es que depende mucho de tu posición preferida al dormir. Aquí te dejo una guía general - según fisioterapeutas - sobre qué almohada pudieras utilizar según tu posición al dormir:
Boca Arriba: Almohada media
Boca abajo: Sin almohada
Tres cuartos: Almohada fina
De lado: Gruesa
Te comparto también este video que encontré en YouTube que es bastante explicativo sobre las posiciones que adoptamos al dormir y la almohada que debiéramos utilizar según éstas:
La invitación es a que revises como anda tu almohada; a veces pequeños detalles como estos influyen de manera muy positiva a tener ese descanso reparador que necesitamos cada noche. ¡Felices sueños!