El ejercicio, la mejor válvula de escape

Infinitas responsabilidades + trabajo diario + estar conectados 24/7 = enorme tensión en nuestro cuerpo. Esta es una realidad en especial para aquellas personas que laboran en el mundo empresarial y que tienen que pasar el día utilizando su mente. A veces, no elegimos las mejores formas para aliviar esa tensión: azúcar, harina, cafeína, alcohol, etc., y en realidad ponemos un parche a un agujero que se irá haciendo más grande y que traerá consecuencias que todos conocemos (aumento de peso y presión arterial, bajo nivel de energía, más estrés, pobre calidad de sueño, y un largo etc.).

Realizar una actividad física es, sin duda, la mejor válvula de escape para liberar el cuerpo de toda la tensión y estrés al que lo sometemos diariamente. Es importante te fijes que menciono “actividad física”, no deporte, ni gimnasio, ni alguna otra disciplina organizada; una caminata de 30-45 minutos todos los días puede ser todo lo que necesites para mantener tu cuerpo en buena forma. Lo importante es sudar.

Claro, si tu interés es conseguir una excelente condición física, practicar cualquier deporte o ejercicio traerá innumerables beneficios a tu salud. Simplemente la idea que quiero dejarte es que para conseguir los beneficios de la actividad física, no hace falta ser un atleta ni pagar altas membresías en clubes.

En mi caso, la actividad física siempre ha sido parte de mi vida. No por decisión de salud, sino porque en realidad desde que tengo uso de razón he sido un apasionado de los deportes y el ejercicio. Tanto así, que cuando no me ejercito hasta mi humor cambia. El ejercicio es una meditación para mí, pues es un tiempo que dedico para conectar conmigo. Y es esta pasión que siempre he tenido lo que, a mi entender, evitó que llegara a tener un sobrepeso preocupante hace unos años, pues era un amante de la comida chatarra y de las bebidas gaseosas; a un punto casi adictivo.

El ejercicio es también una excelente práctica para salir de tu zona de confort. Lo pude vivir hace unos meses cuando decidí aprender a nadar, pues sé que es uno de los deportes más completos y siempre me lo han recomendado por mi condición de asmático. Desde el primer día me sentí incómodo, y todavía hoy me pasa, pero la natación se ha convertido en mi forma de sacarme de la zona cómoda. No es masoquismo, sino una especie de reto, pues siento que mejoro un granito de arena con cada ida a la piscina, y sé que llegará el día en que lo superaré por completo. Mientras, lo importante es disfrutar el proceso y mantener la constancia.

Si puedo dejarte solo dos recomendaciones en cuanto a cómo incorporar la actividad física en tu vida, te dejo éstas:

  1. Define el horario en que vas a ejercitarte y agéndalo. No por lo que le funciona a otras personas, ni por la disponibilidad de alguna clase, sino por el momento del día que mejor te funciona a ti.

  2. Encuentra una actividad que realmente disfrutes; olvida las modas o lo que te gustó por un tiempo. Hoy día, prueba las que te llamen la atención y practica la que te haga sentir ganas de repetir. Es lo único que te permitirá ser constante, que es la clave para obtener los beneficios del ejercicio.

La invitación es a que integres la actividad física a tu vida, en la forma que funcione para ti. Sin ella es muy difícil alcanzar tu potencial físico y mental, así como lograr un verdadero estado de bienestar.

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