Espiritualidad: construir tu definición

Por una razón u otra, a pesar de haberme formado dentro de una familia y en instituciones católicas, nunca me sentí totalmente identificado con una religión en particular. Por esto, luego de haber ido adoptando hábitos en torno a mi bienestar y sentir que faltaba algo, y dar con la curiosidad de explorar mi lado espiritual, me sentí muy confundido. Necesitaba sentirme conectado con algo mayor que yo, que me permitiera entender y procesar esa conexión que sentimos con las demás personas, con la naturaleza, con las situaciones que vivimos; sin embargo, no me sentía cómodo con los límites trazados por la religiones organizadas.

Esto me llevó a interesarme por leer de diferentes corrientes, asistir a cursos y talleres, trabajarme, explorar, desaprender lo que me había sido inculcado, y ampliar mi perspectiva en lo que en sí significa la espiritualidad - o más bien, armar la definición que encajara en mi vida, partiendo del rumbo que quería darle en todos los aspectos. En medio de esa búsqueda asistí, por recomendación de mi terapeuta, a una escuela espiritual en la que conocí la meditación. Aunque había escuchado sobre esta, no fue hasta ese momento que inicié un curso formal y empecé a practicarla con cierta regularidad.

No me fue fácil aprender a callar un poco mi mente y a estar en silencio conmigo mismo, pero cuando empecé a afianzarme y a lograr mayor consistencia en mi práctica de meditación, sentí que realmente conocí mi espiritualidad y enseguida se afianzó ese gran interés por entender esa conexión que hay entre yo y todo lo que existe. A través de la meditación pude aprender a manejar mis episodios de ansiedad, a mantenerme por más tiempo en el presente, a sobrellevar de mejor manera las responsabilidades y actividades del día a día y a realmente conectarme con mi ser.

Pude entender que ser una persona espiritual no tiene nada que ver con seguir una determinada religión, aunque esta puede ser una forma en la que manifiestas tu espiritualidad. En mi caso, creo que existe una energía superior a la que le llamo Padre, y siento que cultivo mi espiritualidad mediante estas cosas:

  • Meditación: Dedicar tiempo diario a estar en silencio conmigo mismo. Esto me calma, me enfoca y me prepara para continuar con todos los retos que traiga el día.

  • Presencia: El momento presente es el único que tengo. En el presente estoy creando mi pasado y mi futuro. Hay que aprovecharlo, valorarlo.

  • Agradecimiento: Hago consciencia todos los días de las bendiciones que tengo en mi vida y agradezco por ellas.

  • Ser-Hacer-Tener: Trato siempre de respetar este orden en mi vida, pues cuando no lo hago no me va nada bien.

  • Servicio: Ofrecer mi talento en forma de servicio a otros. Sentir que puedo sumar a la vida de los demás me conecta con esa energía superior.

No importa cual sea tu versión de práctica espiritual: meditación, religión, silencio, presencia, etc.; y no importa en quien creas: Jesucristo, Buda, la naturaleza, el universo, la energía, etc. Creo que lo que realmente te mantendrá centrado en la vida es que puedas lograr consistencia en la que sea tu práctica, la que definas para ti.

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