Está bien no encajar

Algo que he venido enfatizando en publicaciones anteriores, es mi invitación a no querer encajar en un molde general, en las diferentes áreas de nuestra vida. Como siempre fui perfeccionista, darme cuenta de que estaba tomando tantas decisiones basadas en esa comparación con la media y de que los “estudios” y “análisis” que la componían se habían llevado a cabo con muestras que muchas veces nada tenían que ver conmigo, fue un despertar. Desde el size de la ropa hasta los indicadores de laboratorio, muchas veces nos estamos midiendo con la vara de personas que viven en otros climas, comen otras cosas, tienen otros esquemas de vida, y así sucesivamente. Me tocó entender que no siempre vamos a caer dentro de lo que “se supone” es lo normalmente aceptado, y que eso está perfectamente bien.

Aceptémoslo, muchas veces no somos parte de la estadística. Esto no quiere decir que descartemos hechos reales que nos llaman a atender asuntos de nuestra salud; sino a ejercer nuestro derecho a investigar, a cuestionar y a responsabilizarnos por nuestro bienestar integral, desde nuestra individualidad. En ocasiones, tomamos tests para conocer la dirección que debe tomar nuestra vida según aptitudes que poseemos, sin embargo no necesariamente esa destreza se siente bien puesta en acción en este momento de nuestra vida. En otras, decidimos estudiar algo porque los números indican que es la maestría del momento para complementar nuestra carrera, aunque en el fondo no nos agrade mucho la idea. Este comportamiento se refleja también en nuestro afán por tener el “peso correcto para nuestra altura” sin siquiera tomar en cuenta las medidas con las que nos sentimos realmente cómodos, o si los estudios que determinaron esos números han sido revisados en el los últimos 50 años (o pasados por el filtro de etnias como la nuestra).

Por mi parte, he ido haciendo las paces con las situaciones en las que no me sirve ni el small ni el medium (somos de diferentes tallas según el continente jejeje); en las que compruebo que una de mis pruebas de laboratorio en ocasiones da fuera de rango y no es por nada preocupante por el estado de otros indicadores; me siento más cómodo descubriendo y creando lo que me funciona en cuanto a alimentación y ejercicio; crezco tomando lo que me funciona y hace sentido para mí de cada corriente espiritual. En fin, que explorando las posibilidades fuera de lo que “ha sido comprobado” para descubrir mi verdad, a partir de aceptar, entender y agradecer todo lo que soy, reconozco que no existe un solo ser que sea idéntico a mi, y renace mi individualidad como lo que es, para honrarla.

Un enfoque integral que da mucha tranquilidad es ir descubriendo esa individualidad, componiéndola poco a poco, lejos de dogmas, paradigmas, estadísticas y números, e inclinándonos por lo que nos de paz. Esto es un proceso constante, pues siempre estamos evolucionando y cambiando; no por error las grandes corrientes de crecimiento personal nos invitan a conocernos, a trabajar con nosotros mismos antes de querer cambiar el mundo. Anímate a hacer consciencia de tus particularidades, para tomar decisiones en base a esas cosas que te hacen único como persona. ¡Me encantaría conocer tu experiencia!

Si encontraste valor en este artículo, compártelo con alguien a quien pueda servirle y escríbeme a tirso@holistico.do para que me dejes saber tu opinión. ¡Un abrazo!

Anterior
Anterior

Evadir la instrospección

Siguiente
Siguiente

Actividad física: más allá de estar fit