Fluyendo a través de la aceptación

Desde hace ya unos meses he empezado a utilizar la palabra aceptación con más frecuencia. Y a practicarla más también. En estos tiempos de pandemia, es algo que me ha servido para centrarme y bajar mis niveles de ansiedad; sobre todo en esos días en que siento que todo va mal.

La aceptación puede tener muchos significados. Me refiero a una aceptación que no es rendición, ni resignación, ni tirar la toalla. Es más bien sentir que encuentro paz sin que esta dependa de lo que está sucediendo a mi alrededor. Y aunque esto pueda parecer algo solamente posible para un monje budista, sé que podemos lograrlo. Y es como un músculo: a medida que lo vas ejercitando, el tiempo que puedes sostener esa aceptación se va haciendo mayor.

Para ponerte un poco en contexto, aquí te comparto tres formas de experimentar la aceptación:

  • Falsa aceptación: Esto es mentirnos a nosotros mismos. Es decirnos que todo está bien, cuando en realidad sabemos que no es verdad. Cuando sabemos que el estrés y la ansiedad están ganando cada vez más terreno. Este tipo de aceptación no nos ayuda.

  • Aceptación condicionada: Esta es la que tenemos según sucedan las cosas para mi. Mientras lo que suceda vaya a mi favor o no me afecte, acepto; pero cuando las cosas se empiezan a salir de mi control, ahí empiezo a cuestionarme: ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué a mi? ¿Por qué no es de otra manera?

  • Aceptación incondicional: Esta es la aceptación que debemos trabajar. Es la que nos conecta con nuestra fuente creadora (cualquiera que esta sea para ti). Una aceptación incondicional no es lograr que “todo esté bien”, no es dejar de sentir miedo; es más bien aprender a fluir con cualquier situación que surja; aceptando que las cosas en la vida vienen y van. Es sentir que tu paz y tu bienestar no dependen de un determinado resultado, sino en poner la mejor actitud que puedas ante lo que te sucede.

Para trabajar esa aceptación incondicional es importante considerar:

    1. El autoconocimiento. Una práctica de meditación y escribir un diario sin duda me han ayudado muchísimo a conocerme. Escribo sin una agenda específica; sobre lo que siento, sobre cosas que quiero experimentar, agradecimientos, qué tipo de persona quiero ser, etc.

    2. La responsabilidad. No culpar a nada ni nadie de mi situación. Asumir la responsabilidad de absolutamente todo lo que me pasa en la vida.

    3. La intencionalidad. Ser intencional con la forma en que me quiero sentir. Provocar que pase de las ideas a generar las acciones que me conduzcan al estado que deseo. 

Fluir ante la vida es una de las cosas que más admiro en una persona. Y aunque aún no estoy en el nivel que me gustaría estar, siento que voy avanzando.

Mi invitación para ti en el día de hoy es a abrirte a nuevas perspectivas sobre lo que conoces, sobre la persona que eres y sobre quién quieres ser. Fluir ante la vida y ante nuevas posibilidades utilizando la aceptación, es algo que sin duda nos traerá altos niveles de bienestar.

Si encontraste valor en este artículo, compártelo con alguien a quien pueda servirle y escríbeme a tirso@holistico.do para que me dejes saber tu opinión. ¡Un abrazo!

Anterior
Anterior

Cómo retomar un hábito

Siguiente
Siguiente

Sobrellevando el cambio