La salud en tus manos

Desde que la salud integral se convirtió en un tema de mucho interés para mí, me ha interesado también entender cómo funciona el sistema de salud que utilizamos; y para no entrar en mucho detalle, la realidad es que está estructurado de principio a fin para atacar síntomas, no para entender y erradicar las posibles causas de esos síntomas. Y al final, ¿Qué es lo más importante?

Como suelo decir, no veo esto como algo bueno o malo, sino como lo que es. No critico el sistema, pues soy usuario del mismo y creo que tiene muchos puntos positivos. Tampoco creo que lo médicos están actuando con alguna mala intención; al contrario, hacen lo mejor que pueden cada día con las herramientas que les brinda la formación que tuvieron y para poder brindar un servicio a un número bastante elevado de personas.

Ahora bien, siempre seré un defensor del concepto de que tomar nuestra salud en nuestras propias manos no solo es un derecho, sino una responsabilidad que todos tenemos; y creo que un primer paso para asumir esta responsabilidad es enfocarnos siempre en llegar a la causa de lo que nos sucede y no quedarnos en la superficialidad de un síntoma; que no es más que el mecanismo de alerta que tiene nuestro cuerpo para avisarnos que algo de mayor relevancia anda mal. Y claro, en la mayoría de casos, ese algo mayor está más relacionado con la calidad de nuestros hábitos que con algo físico.

Al asumir esta responsabilidad, nos comprometemos a conocernos, a saber lo que va bien a nuestro cuerpo y a no conformarnos con un diagnóstico que tomó como base una analítica de una parte de nuestro cuerpo, y que no consideró el sistema, que lo conforma la persona completa de manera integral. Y es que somos seres integrales, y como parte de todo proceso de sanación, ya sea física o mental, siempre tendrá una relevancia enorme el reconocer que nuestro cuerpo tiene un poder ilimitado para sanar por sí solo muchas cosas, siempre y cuando le proporcionemos un ambiente adecuado.

Mi intención con este artículo es decirte que tenemos opciones, que aunque nos hayan recetado ese medicamento y sintamos que dependemos de él, a través de un camino de bienestar, en el que incluyamos una alimentación limpia, actividad física y una vida con intención y propósito, podemos experimentar niveles de salud extraordinarios. Es una cuestión de asumir la responsabilidad del bienestar propio, y empoderarnos para conseguirlo.

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