¿Para qué hacemos lo que hacemos?

Me resulta muy importante e interesante entender para qué actuamos de una u otra manera ante una situación. Entendiendo las causas que provocan nuestros comportamientos, nos conocemos de una manera más profunda y podemos accionar sobre nuestros objetivos con una perspectiva más amplia. Esta información nos permitirá no solo definir mejores metas en cuanto a nuestro bienestar integral, sino en todas las áreas de nuestra vida.

Aquí te comparto algunas emociones que influyen bastante en para qué hacemos lo que hacemos y que en muchas ocasiones pueden pasar desapercibidos e impactarnos de manera negativa:

  • Necesidad de control. El no sentirnos en control de “lo próximo” en nuestra vida, nos produce miedo y estrés; cosas que tratamos de evitar a toda costa. En muchas ocasiones esto causa que no salgamos “fuera de la caja”, fuera de nuestra zona cómoda, de lo que entendemos es lo “socialmente correcto”. Cuando entendemos que esta necesidad de control es simplemente una programación que tiene nuestra mente y que podemos cambiarla, se abren nuevas posibilidades en nuestra vida.

  • Esperar sentirme completamente preparado para asumir algo. Esto provoca muchas veces que sigamos esperando el momento perfecto para tomar acción. Es importante hacernos conscientes de esto, pues nunca vamos a estar 100% preparados para enfrentar ese reto que sabemos que deseamos con todas las fuerzas. De eso se trata, de lanzarnos aún con esas inseguridades y a través de realizar iteraciones, ir perfeccionando nuestro arte en el camino.

  • Sentir una cosa y actuar de otra manera. En su gran mayoría, los seres humanos nos creamos una firme idea de quiénes somos y cuando actuamos fuera de esos estándares, nos sentimos culpables y avergonzados; aunque no lo admitamos públicamente. Por esto la importancia de definir qué es lo que realmente queremos en la vida, cuáles son los valores que nos definen y ser auténticos y congruentes con las decisiones que tomamos. Al final, todas las noches tendremos que irnos a dormir con nuestra consciencia.

Contrario a la creencia popular de la labor del Coach en el acompañamiento que provee, que suele ser creer que será alguien que te dirá qué hacer, identificar éstas emociones y los comportamientos subsiguientes es parte importante de su trabajo inicial para ganar mayor claridad al momento de definir objetivos de bienestar que sumen a la vida de su cliente.

Llegar al verdadero para qué de una acción es el punto de partida para cualquier plan que podamos idear. Por esto, te invito a revisar dónde en tu vida estás sintiendo una necesidad desproporcionada de tener control; qué proyecto tienes aplazado porque estás esperando el momento perfecto y dónde no estás siendo coherente con tus valores. Reflexionar sobre esas respuestas te permitirá diseñar mejores objetivos y te llevarán a ser una mejor persona.

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