Progreso no perfección

Aunque esta es una expresión muy conocida, nos cuesta llevarla a la práctica. Cuando nos proponemos alcanzar un objetivo de salud, nos enfocamos en el resultado y sobre todo aún, en lograrlo en el tiempo que entendemos necesario; pasando por alto aspectos muy relevantes como: nuestra individualidad como personas, el hecho de que todos tenemos nuestro propio ritmo de adecuarnos a los cambios y que lo realmente importante es que hoy estemos algo mejor que ayer, en cuanto al objetivo trazado. No quiero juzgar a nadie; poner la mira en el resultado deseado es nuestro comportamiento por defecto, nos sale de manera natural. Todos hemos asumido de esta manera algún objetivo importante en nuestra vida.

Todos sabemos que el inicio de cualquier cosa que nos proponemos puede ser muy difícil y aburrido, en comparación con lo que imaginamos alcanzar. Lo hemos experimentado cuando estamos empezando a correr y vemos que no podemos hacer ni 1km, cuando probamos con la natación y no llegamos ni a la mitad de la piscina, o cuando nos inscribimos en el gimnasio y no sabemos ni cómo se utilizan las máquinas (y ni hablar de que no podemos ni con una mancuerna de 10 libras).

Algo que me ha funcionado desde que hice un poco de consciencia sobre esto, y luego de dar muchos tropezones y verme frustrado al no lograr lo que quería y en el tiempo que quería, fue empezar a entender cómo se construyen los hábitos. Partí de mi curiosidad sobre de qué manera podía lograr mantenerme motivado durante el proceso, sobre todo al inicio, que como ya comentamos, puede ser muy difícil de sobrellevar.

Si te marea la cantidad de información y escritores que ahondan sobre el tema, te comparto un approach descomplicado de tres prácticas que me cambiaron el juego cuando realmente las entendí y sobre todo cuando empecé a practicarlas:

  1. Permítete que el proceso fluya y aprende lo que te quiere mostrar. El 95% de la satisfacción de un logro debes encontrarlo en el proceso, no en lograr un determinado resultado o cruzar una meta. Es lo que te hace una mejor persona y lo que te brinda el aprendizaje que no podrás experimentar aún leyendo todos los libros sobre el tema.

  2. No pierdas de vista estas 3 claves para realmente formar un hábito: compromiso contigo mismo, consistencia y empezar de a poco. Es decir, si nunca has corrido, tu objetivo debería ser algo parecido a esto: salir cuatro veces a la semana por unos 15 ó 20 minutos. Lo importante aquí no es correr un 10k en dos meses, es mantenerte consistente con tu compromiso, y ya verás como el 10k llegará solo.

  3. Nunca compararte con los demás. Que tus comparaciones y las medidas de progreso siempre sean contigo mismo, pues esto es lo justo en todos los sentidos. Este es el más difícil de los tres puntos, pues hoy día con la vida virtual que llevamos (redes sociales, etc.), puede llegar a ser un verdadero reto.

¿Te ahogas en el perfeccionismo o te das das el permiso de ir progresando mientras construyes hábitos positivos en torno a tu objetivo? Te invito a que experimentes con estos tres puntos y los que te hayan funcionado personalmente, y ¡compárteme tu experiencia!

Anterior
Anterior

Rediseña tus objetivos

Siguiente
Siguiente

Hablemos de suplementos