¿Quién decide lo que comes?

Una de las cosas que nos ha traído la modernidad y el ritmo de vida que llevamos en el que “no tengo tiempo” es la norma y lo aplicamos hasta para cosas tan importantes como nuestra alimentación, es que la conveniencia ha pasado a ser el elemento fundamental a la hora de comer; dejando de lado incluso lo que eso pueda significar para nuestra salud física y mental. Me pregunto: ¿Nos estamos dando cuenta de que si abordamos nuestra alimentación desde el “mientras más rápido mejor” estamos elevando considerablemente el consumo de alimentos altamente procesados? Y claro, padeciendo los efectos de lo que esos productos causan en nuestro organismo.

Es importante entender que nuestra salud no es la prioridad para la gran mayoría de las empresas que se encuentran en la industria de alimentos. Está muy claro que su enfoque está en la rentabilidad y en encontrar estrategias que aumenten el consumo a través de productos convenientes y con muchísimo sabor (para más rentabilidad). Con ese objetivo en mente, diseñan los productos que las personas comen a diario.

¿Cómo lo hacen? Creando productos que contengan sustancias que aumentan el apetito y queramos volver a consumir: azúcar, sal, grasa saturada y muchos otros elementos que provocan dependencia y terminan por llevar tu cuerpo a tener altos niveles de inflamación. Asimismo, que estén listos para comer o que su preparación lleve solo unos minutos. Esto crea la tormenta perfecta para que se generen todo tipo de desequilibrios en tu cuerpo que terminan en una u otra enfermedad.

Piensa en lo fácil que es comerte 3 donuts. ¿Alguna vez te has comido 3 manzanas en una misma sentada?

Tenemos que despertar a esta realidad; ser conscientes de que cada vez que nos llevamos algo a la boca estamos tomando una decisión que, sin lugar a dudas, impactará nuestra salud y nuestro bienestar. En nuestras manos está que ese impacto sea positivo.

Mi idea aquí no es elaborar una teoría conspiracional (ya tenemos suficientes de esas) ni convencerte de algo, sino invitarte a abrir una conversación contigo y analizar si las cosas que te comento aquí hacen sentido para ti. Sin culpar, sin juzgar. Incluso pienso que nuestro comportamiento de consumo podría influir bastante en la calidad de los productos que elaboran esas mismas empresas.

Lo que sí puedo asegurarte es que si tomas la decisión de limpiar tu alimentación, el paso más importante que puedes dar es este: 

Consumir alimentos no procesados al menos un 85-90% de las veces en que te sientes a comer. Esa sola decisión te mantendrá alejado de sobrepeso, altos niveles de colesterol, diabetes, alergias, problemas digestivos, entre muchas otras cosas. Además manejarás niveles de energía suficientes para sacar lo mejor de cada día de tu vida. Entonces te pregunto: ¿Quién decidirá lo que comes? 

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