Sí, es posible lograr las resoluciones de año nuevo

Un altísimo porcentaje de las resoluciones de nuevo año se abandonan luego de enero. Incluso hay quienes afirman que proponerse estas resoluciones al empezar cada año es perder el tiempo. En mi opinión, el ejercicio de hacer un stop y revisar si estamos llevando una vida que nos hace sentido, siempre nos trae información muy valiosa. Y si bien es cierto que esto puede hacerse cuando lo decidamos, el inicio de un nuevo año es un momento muy simbólico para realizar ese proceso de revisar cómo vamos en las áreas de vida que son importantes para nosotros.

Cuando pienso en lo que ha funcionado y en lo que no cuando he decidido realizar cambios importantes en mi vida, me doy cuenta que las veces en que se me ha hecho muy difícil lograr una determinada meta u objetivo, es porque pasé por alto alguno de estos puntos:

  • Priorizar las preguntas. Cuando hablamos de objetivos y resoluciones personales, la primera pregunta que nos viene es: ¿Qué quiero lograr? Y pensamos en ese resultado que nos encantaría obtener. Sin embargo, hay algunas preguntas que ayudan a llegar a la raíz de esos cambios que quiero conseguir: ¿Cómo quiero vivir? ¿Qué tipo de persona quiero ser? Cuando tus objetivos salen de las respuestas a este tipo de preguntas, te aseguras de no enfocarte en perseguir cosas por razones equivocadas, y de esta manera, contribuyes a la sostenibilidad de esos objetivos.

  • Escribir el resultado deseado no es suficiente. Es importante dedicar tiempo a escribir de manera clara cómo se ve en mi vida el camino para llegar a eso que quiero: ¿Para qué quiero ese resultado? ¿Cómo cambiaría mi vida? ¿A qué estoy dispuesto a renunciar? ¿Cuáles son las acciones que se requieren? ¿Qué días las voy a realizar y a qué hora? ¿Necesito apoyo? ¿Qué tipo de apoyo? No se trata de obtener un resultado, sino de en quién te conviertes en el proceso de lograr ese resultado. Ahí está la verdadera transformación; en ese camino está eso que buscas. Por esto, el mayor enfoque debe estar en las pequeñas cosas que debo de hacer de manera consistente para mantenerme en el camino.

  • Mis valores como punto de partida. Va a ser muy difícil comprometerme con un objetivo personal si este choca directa o indirectamente con alguno de mis valores personales. Por lo que definir cuáles son esos valores para mí, es el primer paso cuando decido llevar una vida en coherencia con mis objetivos. La idea es plasmar claramente esos 5-6 valores que te definen, y asegurarte que pasas por ese filtro todas esas cosas que decides perseguir.

  • Cuando no hay prioridad, no tengo tiempo de hacer las cosas. En el camino de trabajar objetivos personales, aparecerán siempre las excusas favoritas: no tengo tiempo, no tengo dinero, este no es el momento, etc. En un 99% de los casos lo que no se tiene establecido es una prioridad de esas cosas que quiero en mi vida. Todo lo que queremos hacer en la vida es posible, solo que no al mismo tiempo. Recuerda que no todo cabe en tu plato y el poder priorizar es lo que te permitirá mantenerte enfocado, y así, poder experimentar resultados en menos tiempo.

Sigo creyendo que es totalmente posible cumplir con esas resoluciones de nuevo año utilizando ejercicios de introspección como los que te propongo aquí. Recuerda adaptarlos a tu situación de vida particular, pues parten de lo que me ha funcionado personalmente, así como a muchos de los clientes con los que trabajo en sesiones de Wellness Coaching; pero tu vida es tan única como tú. 

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