Se vale volver a empezar

Hace unos años empecé a pensar en la posibilidad de dejar mi carrera profesional de más de 15 años para perseguir lo que hacía solo unos meses atrás había descubierto era mi verdadera pasión. Lo que realmente me sentía llamado a hacer. Y eso de “sentirse llamado a hacer” aún no puedo explicarlo muy bien con palabras, solo puedo decirles que cuando te llega el momento, lo sabes y lo sientes. Eso sí, debes estar dispuesto a escuchar a tu intuición, mantenerte abierto a recibir y a visualizar cómo puedes adoptar cambios importantes en tu vida.

Confieso que los primeros pensamientos sobre hacer un cambio con mi situación laboral fueron de juicio hacia mi mismo: ¿Por qué hacer esto ahora? Cuando tienes tanta estabilidad, ¿por qué arriesgar la situación de tu familia? ¿Por qué dejar de lado las oportunidades que te puede ofrecer una gran empresa? Si todo va bien, ¿por qué arriesgarte a nadar en aguas desconocidas?

Y es que ese era realmente el punto, no todo iba bien. Y no me refiero al trabajo que tenía, me refiero a cómo me estaba sintiendo. Era una situación bastante difícil, pues en realidad yo no tenía una sola queja de mi trabajo; pero había perdido el propósito. Esa chispa que te mantiene las ganas de despertarte todos los días a dar lo mejor de ti en eso a lo que te dedicas o en algún otra área de tu vida.

¿Por qué nos cuesta tanto volver a empezar y hasta nos avergonzamos de esto?

Aunque creo que la respuesta a esta pregunta no es una sola, muchas veces vivimos con la idea que promueve la famosa frase: “Si no está roto, ¿por qué arreglarlo?” Sobre todo cuando el camino recorrido ha sido largo. Nos cuesta abandonar lo conocido, para abrazar lo desconocido. El tema con esto es que para que entren mejores cosas a nuestra vida, debemos aceptar y entender que algunas deben salir. Y por lo general esas que van a salir es porque ya agotaron su ciclo, ya no tienen el significado que tenían para nosotros.

Uno de los mayores aprendizajes que he tenido en mi vida es que sí, se vale volver a empezar. No importa en qué área de tu vida (relaciones, profesión, finanzas, educación, etc.), ni tu edad, ni lo largo que haya sido el trayecto que hayas recorrido - siempre habrá una nueva oportunidad disponible que espera por ti.

No pensemos qué dirán nuestros padres, pareja, familiares, la sociedad, nuestro ego, etc., y demos el primer paso. Cuando hacemos caso a nuestra intuición, difícilmente nos equivocamos. Y no quiero decir que sea fácil, que no habrá muchos miedos, ni que no debamos planificar y dar pasos a consciencia. Pero ese cambio de dirección puede ser justo lo que necesita nuestra vida para recuperar nuestra felicidad. Y solo eso, hará que valga la pena. ¡Atrévete a darte esa segunda oportunidad!

“Nunca es muy tarde para ser eso que debiste haber sido”. George Eliot

Anterior
Anterior

Alimentación: volviendo a lo básico

Siguiente
Siguiente

Perspectiva para tus problemas