Válvula de escape

Para nadie es un secreto de que estamos viviendo “rápido”. Además de cumplir con todos nuestros roles: padre, esposo, empleado o emprendedor, se ha adicionado a la lista un personaje interesante y al que aplica la política 24/7: el smartphone. Con él han venido todos sus hijos: whatsapp, infinitos grupos de whatsapp, diferentes redes sociales, correo electrónico, constante bombardeo de publicidad, etc. Esta nueva familia que casi todos hemos adoptado se encarga de mantenernos todo el día en modo “hacer” y nos deja muy poquito tiempo para cultivar el “ser”.

Creo que hoy más que nunca es imperativo que intencionalmente diseñemos para nosotros válvulas de escape que nos permitan no solo nadar y sobrevivir en este mar de obligaciones y distracciones, sino seguir adelante construyendo una vida con la que realmente estemos en sintonía.

Durante muchos años pensé que con tomarme unas cuantas vacaciones al año y desconectarme 100% por unos días (algo que creo nunca sucedió) era suficiente. La verdad es que no, no es suficiente. Para lograr controlar los niveles de estrés y ansiedad que nos ha traído esta forma acelerada de vida que llevamos, lo que me ha funcionado es introducir “mini vacaciones” diarias y semanales. Y claro, no se trata de irte a descansar a un hotel todas las semanas, se trata de intencionalmente hacer algunos stops durante tu rutina diaria para abrir esa válvula y dejar salir todo eso que vas acumulando dentro sin ni siquiera darte cuenta.

Algunas de esas cosas simples que me han funcionado y que puedes evaluar el valor de introducir hoy mismo a tu vida, son:

  • Respirar: Hacer algunas pausas durante el día para hacer entre 7 y 10 respiraciones bien largas y profundas. No importa dónde te encuentres; me ha tocado hacerlas dentro del vehículo, haciendo turno en algún lugar, en la oficina. Te tomará menos de 5 minutos y conectarás contigo.

  • Leer: Me he acostumbrado a leer en formato digital y siempre llevo mis libros conmigo. Igual he visto muchas personas que siempre tienen su libro físico a mano. Sumérgete por unos 10 ó 15 minutos en alguna lectura de tu interés y esto puede servirte para cargar las pilas, o bien sentirte identificado con alguien que ha pasado por alguna situación similar que estés viviendo.

  • Caminar en la naturaleza: No tiene que ser 5 km ni tienes que ir a Jarabacoa. Con unos 20 ó 25 minutos en algún parque cerca de tu casa, será suficiente para reconectar con energía viva.

  • Tomar un café con un buen amigo: Una de las cosas más poderosas que existen para recuperar tu presencia, es tener una buena conversación presencial, dejando a un lado los distractores y poniendo toda nuestra atención a quien tenemos de frente.

  • Escribir: Muchas veces sentimos que queremos sacar algo de nuestro interior pero no tenemos la oportunidad de juntarnos con ese confidente o mejor amigo. De verdad te reto que compres un cuaderno y lo conviertas en tu mejor amigo “suplente”. Es mágico lo que puede pasar cuando descargas tus emociones en unas hojas.

  • Desconectarte un rato: Esta es una nueva que he ido adoptando y me va funcionando muy bien. Se trata de definir algún bloque de tiempo al día en el que te dediques completamente a hacer la tarea que tengas delante, pero desconectado de todos los dispositivos. Airplane Mode para decirlo en lenguaje “smartphonístico”. Puedes estar en la computadora, pero con todas las alertas desconectadas. Nunca me imaginé la paz que trae esta práctica; y la productividad que puedes alcanzar durante ese rato.

Te invito a que pruebes algunas de estas prácticas, u otras que se apliquen a tu esquema de vida particular, sin subestimar el gran poder que pueden tener para servirte como esa válvula de escape que cada día se hace más importante tener.

Si encontraste valor en este artículo, compártelo con alguien a quien pueda servirle y escríbeme a tirso@holistico.do para que me dejes saber tu opinión. ¡Un abrazo!

Anterior
Anterior

Pensar en pequeño

Siguiente
Siguiente

Decir que no